miércoles, 13 de febrero de 2013

Los personajes de la Prensa de Balzac (I)

¡Si la prensa no existiera, no habría que inventarla!

Balzac, Monografía de la prensa parisina [Los periodistas]
Comunicación Social Ediciones, 2009

He aquí un Crítico ofreciendo al Público su ración de autores

Os presento al crítico. Sí. Ese de ahí arriba. El gordo no. El otro, el de la brocheta; el del Journal des Débats Politiques et Littéraires.
Y me presento yo, Honorio (D. Lamayor). Colaborador de esta editorial (espero que por mucho tiempo).
El jefe me ha encargado que dé a conocer esta pequeña maravilla de la literatura francesa: La Monografía de la prensa parisina.
Dice que como me llamo igual que Honoré
(de Balzac) soy la persona más adecuada.
No sé yo. Espero que no se arrepienta...
 
Así que, poco a poco, voy a revelar en este blog algunas de las perlas que encontraremos en la Monografía de la prensa parisina.

Sólo un dato antes de entrar en faena.
La Monografía se publicó en París en 1842.
La edición publicada por Comunicación Social en 2009 ha sido la primera edición en español de este libro. Nada menos que 167 años después de su primera edición en Francia.
Esta edición es la única que reproduce los grabados originales de la primera edición francesa. Ni siquiera en Francia se volvieron a reproducir en ninguna de las diferentes ediciones que ha habido durante estos dos últimos siglos. 

Podría empezar por el principio, pero no.
Voy a empezar por el medio y por el espécimen llamado Crítico. 
Y le voy a dar voz a Balzac desde el primer momento:

Monografía de la prensa parisina
Primera edición en español, 2009
«Los rasgos generales del crítico son esencialmente perceptibles, en el sentido de que dentro de cada crítico existe un autor frustrado. Al no poder crear nada, el crítico se convierte en el mudo del serrallo, y entre estos mudos es posible encontrar por ahí o por allá a un Narsès o a un Bagoas. 
Generalmente, el crítico comenzó publicando libros donde quizás escribía en francés pero en los que no existían ni concepto ni personajes; libros desprovistos de interés. 
 »En otro tiempo, se necesitaba instrucción, experiencia, largos años de estudio para alcanzar la profesión de crítico. Ésta no se ejercía más que con una edad bastante avanzada; pero hoy, como dice Molière, hemos cambiado todo eso
»Hay críticos que se convirtieron en críticos de un solo salto, y que, comprendiendo las reglas del juego sin poder jugar, se pusieron a dar lecciones. El hombre joven de veinte años juzga equivocadamente y a lo loco (véase El joven crítico rubito)
»También la crítica ha cambiado de forma. 
»Ya no se trata de tener ideas, tiene mucho más que ver con cierta manera de decir las cosas que se resuelve en injurias. La crítica actual ha sido reflejada perfectamente por Bertrand en la terrible farsa titulada Robert Macaire. Cuando el señor Gogo, el accionista, exige las cuentas, Bertrand se levanta y dice: «Antes de nada, demostraré que el señor Gogo es un canalla!»
»Se comienza hoy por donde a veces, desgraciadamente, acaban los eruditos de épocas pasadas. Parece que una injuria haya sido siempre la mejor de todas las razones. Hoy que todo se está materializando, la crítica se ha convertido en una especie de aduana para las ideas, para las obras, para los asuntos librescos. ¡Pague los derechos y pasará!...
»Encantadora a la vista de las estupideces y de las necedades, la crítica no toma su látigo de puntas, no se emboca su trompeta de calumnias, no se pone la máscara ni coge su florete más que cuando se trata de grandes obras.
»No está desnaturalizada, ama a su semejante: acaricia y mima la mediocridad. Los críticos de toda clase se hacen pasar sobre todo por niños buenos. Hacen el mal, no por especulación, sino porque el público ama a quien le sirve cada mañana a tres o cuatro autores ensartados como perdices y cubiertos de ridículo. Lo que el crítico encuentra divertido en grado sumo y de elevado gusto es estrechar vuestra mano, parecer vuestro amigo, al tiempo que os acribilla con las agujas envenenadas de sus artículos. Si os elogia en un periódico de París, os asesinará sin pudor en otro periódico de Londres.
AXIOMA
Hoy en día la crítica no sirve más que para una sola cosa: dar de comer al crítico. »

NOTA:
Un gran crítico de este País, con nombre de marca de tabaco y apellido de un clásico del siglo XV, no consideró este inédito de Balzac digno de figurar entre las páginas de la publicación que dirige tan acertadamente.
Ni un mísero módulo en una columna escondida.
¿Qué por qué? 
Él sabrá. Pero cuando leáis este librito entero comprobaréis qué poco ha cambiado la prensa en estos doscientos años.
El viejo Honoré hace un retrato cojonudo de críticos y periodistas.
Seguimos dentro de unos días.
Un saludo.
Honorio (D. Lamayor) 



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