viernes, 27 de abril de 2012

Raúl Trejo: «En ambos flancos del Atlántico se mantiene un costoso desconocimiento de los estudios de comunicación que se llevan a cabo en cada nación»

[Raúl Trejo, Raúl Fuentes y Enrique E. Sánchez publican Qué pasa con el estudio de los medios con el sello Comunicación Social Ediciones.  Por Marta Frechilla]

El estudio de los medios de comunicación no es estático, sobre todo cuando fenómenos como la irrupción de internet y de los nuevos medios cambian radicalmente los esquemas de la investigación en comunicación. Por eso, los mexicanos Raúl Fuentes, Enrique E. Sánchez y Raúl Trejo, tres investigadores en comunicación de primera línea y con una larga trayectoria a sus espaldas, se han sentado a escribir un nuevo libro en el que, como su título indica, debaten Qué pasa con el estudio de los medios. Raúl Trejo nos avanza en esta entrevista algunas claves de la obra, publicada por Comunicación Social Ediciones dentro de su nueva colección Espacio Iberoamericano, y que puede adquirirse tanto en edición tradicional como en eBook en la web http://www.comunicacionsocial.es/

Fuentes, Sánchez y Trejo, con un ejemplar de Qué pasa con el estudio de los
medios
, en la última edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
 
-La primera pregunta sería precisamente ésa: ¿Qué pasa con el estudio de los medios?
-El estudio de los medios se encuentra, hoy en día, en el centro de las preocupaciones de las ciencias sociales. Ocurre, entonces, que se trata de un estudio creciente e inevitablemente interdisciplinario y que transita, no sin dificultades, de los ámbitos académicos a los medios mismos y viceversa.

-¿Por qué este libro es oportuno en este momento?
-Porque a todo el mundo le interesan los medios. Pero no todos, en todas las ocasiones, pueden convertirse en analistas exprés de la comunicación mediática. El libro describe las vicisitudes de la investigación acerca de los medios, la contrasta con otras áreas de las ciencias sociales y enfatiza la necesidad de recuperar el espíritu crítico en estos enfoques.

«El periodismo requiere de habilidades y
vocación específicas, sobre todo de una
intensa fascinación por la actualidad»

-En el libro hablan de que muchas veces se confunde periodista con comunicador, cuando comunicador es un concepto mucho más amplio que abarca a más profesionales. ¿Cómo lo definirían?
-En lo personal, me parece que el comunicador es el que comunica. En tanto que el comunicólogo es el que estudia la comunicación. Comunicador, en efecto, es un concepto más ambicioso que el de periodista. Pero el periodismo requiere de habilidades y vocación específicas, sobre todo de una intensa fascinación por la actualidad, por la noticia, que no necesariamente experimenta cualquier comunicador.

-Dicen en el libro «La colectividad (de los comunicólogos) está todavía lejos de haberse dotado de una identidad más o menos homogénea o una disciplina bien articulada que sustente tal identidad». Pero seguro que cada uno de ustedes tiene claro, al menos desde sus personales puntos de vista, qué es un comunicólogo...
-Se trata, para seguir con la respuesta anterior, del especialista que se dedica al estudio de los medios de comunicación. Por lo general, ese estudio se practica desde instituciones universitarias, pero cada vez hay más espacio para él en gabinetes de asesoría en materia de comunicación, ministerios gubernamentales, organismos sociales, etcétera. El comunicólogo trata de entender las lógicas inherentes a la formulación y propagación de mensajes, sus formas de transmisión, los efectos que pueden contribuir a suscitar en los públicos, la situación de las empresas e instituciones que comunican a públicos masivos, el uso de nuevas tecnologías, los parámetros normativos para esas actividades, sus implicaciones económicas y su historia, etcétera. Por eso se trata de una actividad que requiere de enfoques multidisciplinarios.

«Los libros españoles suelen llegar a casi todos
nuestros países con tan escasos ejemplares
que apenas alcanzan a ser conocidos por
unas cuantas docenas de personas»

-Fuentes analiza la triple marginalidad a la que han sido sometidos los estudios de la comunicación, con respecto a las ciencias sociales y a la investigación científica en general. Sánchez Ruiz repasa los cambios ideológicos que han dominado las Ciencias Sociales en Iberoamérica, desde un espíritu más crítico en los años 60 y 70 que ha ido perdiendo fuelle. Y usted hace un recorrido bibliográfico por los estudios de los comunicólogos. Haga una breve exposición de sus conclusiones para abrir boca entre los lectores.
-Del texto de mi colega Raúl Fuentes, además de su idea acerca de la «triple marginalidad» que han padecido los estudios acerca de los medios, destaco la exhortación a seguir reflexionando, desde el análisis de la comunicación, acerca del contexto académico y metodológico de esta labor. En el trabajo de mi también colega Enrique Sánchez Ruiz sobresalen el carácter complejo y transdisciplinario de la investigación acerca de los medios, así como la necesidad de interactuar con reflexiones teóricas para trascender el frecuente empirismo de numerosos estudios. Mi contribución al libro subraya el interés reciente que el estudio de la comunicación despierta en variadas ramas de las ciencias sociales y la exigencia que esta situación impone para que quienes estamos comprometidos con estos temas miremos con atención a esas áreas de la investigación social.

-Son importantes los análisis que hagan desde Iberoamérica, teniendo en cuenta que en un reciente diálogo de uno de ustedes (Raúl Fuentes) con Miquel de Moragas, recordaban que, por la situación política en España, el flujo y el influjo de los estudios de comunicación venía más de Iberoamérica hacia España que al revés. ¿Cuál es la situación hoy en día?
«Internet ha alterado los estudios de
comunicación desde la esencia misma
de sus esquemas teóricos»
-Creo que si pensamos en las amplias comunidades académicas que se dedican en nuestros países a estos temas, tendremos que reconocer que en ambos flancos del Atlántico se mantiene, en lo fundamental, un costoso desconocimiento de lo que se hace en cada nación. En América Latina los profesores involucrados en carreras de Comunicación, en su gran mayoría, están poco actualizados acerca de la reflexión y la investigación en España, pero también en cada uno de nuestros países. En las universidades colombianas se conoce y lee poco lo que escriben académicos chilenos y mexicanos, en México circula poco y mal la producción argentina, etcétera. Los libros españoles suelen llegar a casi todos nuestros países, pero con dotaciones de tan escasos ejemplares que apenas alcanzan a ser conocidos por unas cuantas docenas en cada sitio. Y todos juntos, compartimos una enorme ignorancia acerca de la vital producción académica que hay en Brasil. No hemos aprendido a utilizar internet para la difusión de nuestros trabajos. Desde luego, casi en cada uno de nuestros países hay un puñado de académicos que están más o menos al día, que leen o al menos se enteran de la nueva producción de los colegas a los que encuentran en congresos internacionales o que participan en algunas revistas de circulación iberoamericana, pero son los menos. Hay mucho por hacer en la difusión de esos trabajos. Tengo la impresión de que quienes lo harán mejor, lo mismo como autores que como lectores, serán los académicos jóvenes que emplean internet sin los atavismos de muchos de los colegas de mi generación.

-¿Dominan los autores e investigadores anglosajones y los franceses en los estudios de comunicación?
-Entre ellos hay algunos autores que han destacado por su reflexión panorámica, teórica, acerca de asuntos respecto de los cuales muchos latinoamericanos han escrito solamente estudios de caso. Allí radica la influencia principal de autores de tales países. En ello influye, desde luego, la existencia de más traducciones del inglés y del francés que de otras lenguas. Hoy en día en América Latina por ejemplo, y supongo que también en España, es difícil que un editor se arriesgue a traducir y publicar a un investigador chino, o a alguno de un país africano. Pero en las revistas especializadas aparecen cada vez más artículos de autores que trabajan con originalidad y rigor en países que destacaban poco en la investigación sobre estos asuntos.

-Dado que hacen un amplio repaso bibliográfico, recomiende un libro que sea referencia en los estudios de comunicación, el que no hay que perderse...
-Ya sabemos que en gustos se rompen géneros. A mí siempre me ha parecido brillante el desparpajo y la creatividad de Marshall McLuhan. Entre otros, su libro La comprensión de los medios como las extensiones del hombre me parece indispensable. Lo he tenido como lectura básica en varios de mis seminarios de posgrado y los estudiantes lo encuentran muy actual. Estoy seguro de que mis colegas Fuentes Navarro y Sánchez Ruiz tendrán sus propios gustos.

«No hemos aprendido a utilizar internet
para la difusión de nuestros trabajos; 
lo harán mejor los académicos jóvenes»
 
-Los nuevos medios (internet) han cambiado el discurso comunicativo. ¿Cómo han influido en los estudios de comunicación?
-Internet, con su apertura a la interactividad, rompió el paradigma de los medios convencionales que suponía que la comunicación transitaba solamente del emisor a los receptores. Es decir, la red ha alterado a los estudios de comunicación desde la esencia misma de sus esquemas teóricos. Además, ha sido un medio (o un ámbito para la presencia de muchos medios, según se le quiera ver) cuyo desarrollo hemos presenciado paso a paso. Nunca el crecimiento de un medio de comunicación había sido tan visible de manera abierta y para tantos interesados en él. En tercer término, internet ha sido, entre muchas otras cosas, una plataforma para difundir lo que se dice y estudia acerca de ella. Ha comenzado a transformar las prácticas en materia de distribución e intercambio entre los investigadores en todas las áreas del conocimiento incluyendo también —desde luego— a quienes estudian la comunicación. En cuarto lugar, internet está creando nuevas prácticas sociales que obligan a un acercamiento multidisciplinario y que requiere de los comunicólogos, o de los científicos sociales volcados en el estudio de los medios, de una mirada más abierta y desprejuiciada, pero a la vez más exigente y atenta que nunca antes. Se trata de una actualización de paradigmas y enfoques que puede ser desconcertante para muchos, pero que, antes que nada, resulta fascinante.

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